Prólogo. Londres, 1885
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dynamo
Gaia
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Prólogo. Londres, 1885
Recuerdo del primer mensaje :
No le has visto acercarse, pero está detras de ti. Sientes su aliento en la nuca. Su sola presencia hace erizarse el pelo de tu espalda como si fueses un animal en peligro. Respira con pausa y se sitía frente a ti, apoya sus manos en los brazos de la silla y te clava la mirada.
En ese momento lo comprendes todo. Comprendes que no hay escapatoria. En esos ojos rojos, que si no te inspirasen terror incluso podrías considerar bonitos, entiendes porqué los ojos de un vampiros tienen el poder de paralizar a su víctima.
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PRÓLOGO
Allá por 1885
Allá por 1885
No le has visto acercarse, pero está detras de ti. Sientes su aliento en la nuca. Su sola presencia hace erizarse el pelo de tu espalda como si fueses un animal en peligro. Respira con pausa y se sitía frente a ti, apoya sus manos en los brazos de la silla y te clava la mirada.
En ese momento lo comprendes todo. Comprendes que no hay escapatoria. En esos ojos rojos, que si no te inspirasen terror incluso podrías considerar bonitos, entiendes porqué los ojos de un vampiros tienen el poder de paralizar a su víctima.
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Última edición por Gaia el 17/08/11, 08:39 pm, editado 3 veces
Re: Prólogo. Londres, 1885
Eve Ackerman
Con Edeline Von Hessen (no se si Van Helsing tambien, culpa mia por tardar tanto ><)
Por fin, alguien era lo bastante listo y ponia los ojos en mi querida Amy, por la cara de sorpresa que no pudo evitar ocultar, no se esperaba la llegada de Sir Von Hessen, creo que ni yo estaba preparada para una presencia tan elegante y una seguridad en si mismo digna de admiracion. Cuando este nos sonrio, debo admitir que senti plena y absoluta envidia por mi amiga, empezaba a entender el verdadero interes de una presentacion en sociedad. Ella tomo su mano y fue arrastrada a la pista ante mi nada bien disimulada sonrisilla que estaba segura que Amy interpretaria como "mas tarde, quiero los detalles".
Debi hacer caso al Señor Alaric cuando comento algo sobre un invitado y su hermana, acercarme a ellos tras dejar a Amy como reina del baile, hubiese sido lo mas cortes e indicado, tal vez un poco atrevido y dado que no me caracterizo por semejante adjetivo, no tuve el valor de interrumpirles e iniciar una conversacion, no me hizo falta, porque cuando buscaba entre la gente a mi doncella momentos antes..."expulsada" al aseo de señoras, la señorita Von Hessen y su acompañante se acercaron a mi.
Aquella mujer emanaba dulzura y al mismo tiempo confianza, por lo general las damas de la sociedad aparentaban esos mismos atributos aunque solian ser delatadas por un siniestro brillo en los ojos que destapaba su interes o la forma de sacar beneficio con un contacto mas, porque al fin y al cabo, Londres se basaba en eso, eres cuanta gente conozcas, habia aprendido eso de mi madre y ella se habia encargado de dejarlo bastante claro antes de su desafortunado descanso.
-Buenas noches Lady Von Hessen-respondi a su saludo y mi cuerpo hizo una pequeña reverencia, habia casi olvidado el protocolo de estas situaciones, aquella mujer era mayor que yo, pero no era razon para que las manos me temblaran y parecer una chiquilla en un lugar equivocado, estreche mis manos sobre el vestido y conteste a su pregunta.- fascinante lo definiria a la perfeccion, he de decir que habia sido preparada para el baile, habia escuchado hablar a cerca de los invitados pero...el pequeño incidente con...las verduras, creo que en la escuela no nos enseñan nada de como actuar al respecto.- Sonrei tras mi intento de broma y al instante casi note como los colores tomaban mis mejillas "genial, Eve, genial".
-Mi..tutor, Lord Benson, se encontraba indispuesto esta noche.- indispuesto sonaba mejor que..tras mas de un par de whiskies, presentarse ante la nobleza dando tumbos y riendose a pleno pulmon de cosas que solo el encontraba graciosas, no era lo mas adecuado. .- Una doncella es hoy mi acompañante.- quise asegurar que mi nueva familia no habia cometido el error de enviarme sola, de nuevo volvi a buscar con la mirada a mi criada,nada, el baño debia de estar atestado de señoritas enloquecidas frotando sus ropas desesperadamente.- pero le mandare saludos de su parte, le alegrara saber que su familia pregunto por él. .- mientras inspeccionaba la sala mi ojos volvieron a fijarse en mi amiga.- Su hermano es un buen hombre, le confesare que tras el altercado, Lady Malory estaba algo...desanimada.- le dije dando a entender que el ofrecimiento de Alaric habia servido para sacar una sonrisa a mi amiga.
Con Edeline Von Hessen (no se si Van Helsing tambien, culpa mia por tardar tanto ><)
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Debi hacer caso al Señor Alaric cuando comento algo sobre un invitado y su hermana, acercarme a ellos tras dejar a Amy como reina del baile, hubiese sido lo mas cortes e indicado, tal vez un poco atrevido y dado que no me caracterizo por semejante adjetivo, no tuve el valor de interrumpirles e iniciar una conversacion, no me hizo falta, porque cuando buscaba entre la gente a mi doncella momentos antes..."expulsada" al aseo de señoras, la señorita Von Hessen y su acompañante se acercaron a mi.
Aquella mujer emanaba dulzura y al mismo tiempo confianza, por lo general las damas de la sociedad aparentaban esos mismos atributos aunque solian ser delatadas por un siniestro brillo en los ojos que destapaba su interes o la forma de sacar beneficio con un contacto mas, porque al fin y al cabo, Londres se basaba en eso, eres cuanta gente conozcas, habia aprendido eso de mi madre y ella se habia encargado de dejarlo bastante claro antes de su desafortunado descanso.
-Buenas noches Lady Von Hessen-respondi a su saludo y mi cuerpo hizo una pequeña reverencia, habia casi olvidado el protocolo de estas situaciones, aquella mujer era mayor que yo, pero no era razon para que las manos me temblaran y parecer una chiquilla en un lugar equivocado, estreche mis manos sobre el vestido y conteste a su pregunta.- fascinante lo definiria a la perfeccion, he de decir que habia sido preparada para el baile, habia escuchado hablar a cerca de los invitados pero...el pequeño incidente con...las verduras, creo que en la escuela no nos enseñan nada de como actuar al respecto.- Sonrei tras mi intento de broma y al instante casi note como los colores tomaban mis mejillas "genial, Eve, genial".
-Mi..tutor, Lord Benson, se encontraba indispuesto esta noche.- indispuesto sonaba mejor que..tras mas de un par de whiskies, presentarse ante la nobleza dando tumbos y riendose a pleno pulmon de cosas que solo el encontraba graciosas, no era lo mas adecuado. .- Una doncella es hoy mi acompañante.- quise asegurar que mi nueva familia no habia cometido el error de enviarme sola, de nuevo volvi a buscar con la mirada a mi criada,nada, el baño debia de estar atestado de señoritas enloquecidas frotando sus ropas desesperadamente.- pero le mandare saludos de su parte, le alegrara saber que su familia pregunto por él. .- mientras inspeccionaba la sala mi ojos volvieron a fijarse en mi amiga.- Su hermano es un buen hombre, le confesare que tras el altercado, Lady Malory estaba algo...desanimada.- le dije dando a entender que el ofrecimiento de Alaric habia servido para sacar una sonrisa a mi amiga.
Miss_F- Holgazán
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 14/12/2010
Re: Prólogo. Londres, 1885
Rose LePrince
Con Bastian, Jared y Ella.
El hombre pareció sorprendido cuando le aseguré que los cuadros de Lord Sussex los había conseguido yo e inmediatamente me preguntó donde los había conseguido. Sonreí misteriosamente.
Señor – respondí – mi negocio se basa en mis contactos. Comprenderá que no pueda revelarle el nombre de mi distribuidor. Si está interesado en piezas tan exclusivas como éstas quizás podríamos llegar a un acuerdo – dije con una sonrisa -.
Como caballero de buena educación se presentó antes de seguir con la conversación. Los ingleses eran tan nobles y tan protocolarios que a veces parecían hechos de fría piedra, para ellos nada podía quedarse fuera de las pautas establecidas por la sociedad. Como añoraba mi lejana y olvidada Roma. Siguiendo el protocolo, el joven me preguntó también por mi nombre.
Lady Rose LePrince – contesté educadamente – y como habrá deducido me dedico al negocio del arte.
Nuestra conversación fue interrumpida por una joven dama y un caballero al que reconocí nada más verlo. Licinio Bruto Escipión. Mi rostro mostró sorpresa durante un segundo, serenándose un instante después. Habíamos compartido vida humana en nuestra antigua Roma y aunque tenía noticias de su conversión en ser de la noche no sabía que todavía seguía vivo, era una agradable noticia. Sin saber que nombre usaba en su nueva vida mortal, opté por la diplomacia y la discreción.
Amado amigo, sabes que yo siempre obtengo las mejores obras para mis clientes – le respondí a su comentario sobre la belleza de los cuadros-. No sabía que estabas de visita en Londres, nadie me informó de tu llegada. Habría abierto mi casa a ti y a tu acompañante y por supuesto habría organizado algún evento en vuestro honor. ¿Cuanto vais a quedaros? - pregunté interesada.
Miré a su joven acompañante y no la reconocí. Era un bello ser que sin duda podría haber sido también parte de mi clan. La miré detenidamente antes de desviar de nuevo la vista al joven mortal que nos acompañaba. Un cordero entre lobos.
Perdonad mis modales – me disculpé – os presento a Bastian Shaw, un caballero que yo misma acabo de conocer pero con el que espero tener futuros negocios – dije con una sonrisa.
Con Bastian, Jared y Ella.
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Señor – respondí – mi negocio se basa en mis contactos. Comprenderá que no pueda revelarle el nombre de mi distribuidor. Si está interesado en piezas tan exclusivas como éstas quizás podríamos llegar a un acuerdo – dije con una sonrisa -.
Como caballero de buena educación se presentó antes de seguir con la conversación. Los ingleses eran tan nobles y tan protocolarios que a veces parecían hechos de fría piedra, para ellos nada podía quedarse fuera de las pautas establecidas por la sociedad. Como añoraba mi lejana y olvidada Roma. Siguiendo el protocolo, el joven me preguntó también por mi nombre.
Lady Rose LePrince – contesté educadamente – y como habrá deducido me dedico al negocio del arte.
Nuestra conversación fue interrumpida por una joven dama y un caballero al que reconocí nada más verlo. Licinio Bruto Escipión. Mi rostro mostró sorpresa durante un segundo, serenándose un instante después. Habíamos compartido vida humana en nuestra antigua Roma y aunque tenía noticias de su conversión en ser de la noche no sabía que todavía seguía vivo, era una agradable noticia. Sin saber que nombre usaba en su nueva vida mortal, opté por la diplomacia y la discreción.
Amado amigo, sabes que yo siempre obtengo las mejores obras para mis clientes – le respondí a su comentario sobre la belleza de los cuadros-. No sabía que estabas de visita en Londres, nadie me informó de tu llegada. Habría abierto mi casa a ti y a tu acompañante y por supuesto habría organizado algún evento en vuestro honor. ¿Cuanto vais a quedaros? - pregunté interesada.
Miré a su joven acompañante y no la reconocí. Era un bello ser que sin duda podría haber sido también parte de mi clan. La miré detenidamente antes de desviar de nuevo la vista al joven mortal que nos acompañaba. Un cordero entre lobos.
Perdonad mis modales – me disculpé – os presento a Bastian Shaw, un caballero que yo misma acabo de conocer pero con el que espero tener futuros negocios – dije con una sonrisa.
Re: Prólogo. Londres, 1885
Arreglo el desbarajuste de los mensajes para seguir las tres en la conversación
Edeline Von Hessel
Con Eve y Abraham V. Helsing
Antes de que nos acercásemos a la joven Eve, Van helsing me preguntó por los altercados en casa de Lord Sussex y por lady Ackerman. Me sorprendía el interés que mostraba por cada uno de los integrantes de la fiesta, como si fuera capaz de memorizar lo que yo le contaba sobre cada uno de ellos.
Supongo que habrá oído hablar de la “Dama de sangre” - dije respondiendo a la primera de sus preguntas -, Scotland Yard está intentando esclarecer un poco todo el asunto pero de momento no han descubierto nada y los ánimos de esas pobres gentes están empezando a caldearse. Dicen que somos nosotros los que usamos la sangre de los niños para extraños ritos. Algunos mentideros de la ciudad aseguran que buscamos la eterna juventud o que estamos adorando al demonio – comenté algo escandalizada – pero sé qué la verdad no es tan sencilla... Creo que comprenderá a qué me refiero – dije en clara alusión a la maldita herencia que Alaric había heredado y sospechaba que el doctor también-. En cuanto a su segunda pregunta – continué – la joven es Eve Ackerman, una de las jóvenes debutantes de este año. Es una joven tímida y educada, muy piadosa. Si no me equivoco estudió junto a Lady Malory en el mismo internado y se hicieron muy amigas. Lo cierto es que es una joven adorable.
Después de la pequeña introducción nos acercamos a la joven que se había quedado sola después de que mi hermano invitase a Lady Malory a bailar una mazurca. La joven nos respondió tímidamente al principio pero pronto se soltó. Yo no iba a juzgarla como esas viajas chismosas que encogidas cotilleaban sin parar.
Su hermano es un buen hombre, le confesare que tras el altercado, Lady Malory estaba algo...desanimada.
Bueno – respondí con una sonrisa – no creo que lo haya hecho simplemente por animar a Lady Malory. Alaric siempre ha mostrado interés por las jóvenes debutantes pero no ha habido ninguna que le haya robado el corazón. No es que tema el compromiso – aclaré por miedo a dar una idea equivocada de mi hermano – pero quiere asegurarse de que la elegida por su corazón es la correcta.
Nuestra familia no era común ni corriente. Nuestros hijos varones heredarían una dificil misión y las mujeres, madres e hijas debíamos ser más fuertes que las demás para aceptar ese maldito destino que nos perseguía. Por eso Alaric todavía no se había casado, el peso que llevaría sobre los hombros la muchacha elegida sería un peso de por vida.
Edeline Von Hessel
Con Eve y Abraham V. Helsing
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Supongo que habrá oído hablar de la “Dama de sangre” - dije respondiendo a la primera de sus preguntas -, Scotland Yard está intentando esclarecer un poco todo el asunto pero de momento no han descubierto nada y los ánimos de esas pobres gentes están empezando a caldearse. Dicen que somos nosotros los que usamos la sangre de los niños para extraños ritos. Algunos mentideros de la ciudad aseguran que buscamos la eterna juventud o que estamos adorando al demonio – comenté algo escandalizada – pero sé qué la verdad no es tan sencilla... Creo que comprenderá a qué me refiero – dije en clara alusión a la maldita herencia que Alaric había heredado y sospechaba que el doctor también-. En cuanto a su segunda pregunta – continué – la joven es Eve Ackerman, una de las jóvenes debutantes de este año. Es una joven tímida y educada, muy piadosa. Si no me equivoco estudió junto a Lady Malory en el mismo internado y se hicieron muy amigas. Lo cierto es que es una joven adorable.
Después de la pequeña introducción nos acercamos a la joven que se había quedado sola después de que mi hermano invitase a Lady Malory a bailar una mazurca. La joven nos respondió tímidamente al principio pero pronto se soltó. Yo no iba a juzgarla como esas viajas chismosas que encogidas cotilleaban sin parar.
Su hermano es un buen hombre, le confesare que tras el altercado, Lady Malory estaba algo...desanimada.
Bueno – respondí con una sonrisa – no creo que lo haya hecho simplemente por animar a Lady Malory. Alaric siempre ha mostrado interés por las jóvenes debutantes pero no ha habido ninguna que le haya robado el corazón. No es que tema el compromiso – aclaré por miedo a dar una idea equivocada de mi hermano – pero quiere asegurarse de que la elegida por su corazón es la correcta.
Nuestra familia no era común ni corriente. Nuestros hijos varones heredarían una dificil misión y las mujeres, madres e hijas debíamos ser más fuertes que las demás para aceptar ese maldito destino que nos perseguía. Por eso Alaric todavía no se había casado, el peso que llevaría sobre los hombros la muchacha elegida sería un peso de por vida.
Re: Prólogo. Londres, 1885
Lord Edward Sussex
Mi joven acompañante había picado el anzuelo. Si las habilidades de las que me había hablado su tutor eran las que yo pensaba lady Axelsson podía ser una posible aliada a tener en cuenta.
Me levanté del cómodo sofá y me dirigí a la puerta seguido de Camille que se levantó tras de mí. Lady Axelsson acababa de afirmar que estaba interesada en ayudarme en la búsqueda de la “Dama de Sangre” lo que me hizo sonreir.
Camille agradezco verdaderamente tu colaboración en este menester. Seguramente sepas que no es un asunto común el que tenemos entre manos y podría ser peligroso involucrarse pero no te lo pediría si no confiara plenamente en tí y tus habilidades... - no las conocía pero yo necesitaba aliados. Daba igual quien pereciera más adelante-. En cuanto consiga conformar algo más de peso que meras sospechas serás la primera en saberlo.
Abrí la puerta del despacho dejando salir a Camille y tras cerrar la puerta la acompañé hasta el salón donde mis invitados bailaban y charlaban animadamente. Mi ahijada seguía bailando con Sir Von Hessel lo que me llenó de alegría, esta muchacha sabía como ganarse a los hombres. Además, entre mis invitados había hecho acto de presencia Rose Leprince, una mujer de la que no te podías fiar pero que era mejor tener de aliada. Hablaba de manera agradable con un grupo de personas pero ella - tan astuta como siempre – se había percatado de mi presencia y con un cruce de miradas lo dijimos todo. Ahora estaba ocupada con otros asuntos pero más tarde teníamos una conversación pendiente.
Camille – dije mirando el salón-, deberías unirte a la fiesta y charlar con otras jóvenes de sociedad. Sé que la compañía de un viejo aburrido no es la mejor en estos casos y tras saludarme seguro que estás deseando divertirte.
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Mi joven acompañante había picado el anzuelo. Si las habilidades de las que me había hablado su tutor eran las que yo pensaba lady Axelsson podía ser una posible aliada a tener en cuenta.
Me levanté del cómodo sofá y me dirigí a la puerta seguido de Camille que se levantó tras de mí. Lady Axelsson acababa de afirmar que estaba interesada en ayudarme en la búsqueda de la “Dama de Sangre” lo que me hizo sonreir.
Camille agradezco verdaderamente tu colaboración en este menester. Seguramente sepas que no es un asunto común el que tenemos entre manos y podría ser peligroso involucrarse pero no te lo pediría si no confiara plenamente en tí y tus habilidades... - no las conocía pero yo necesitaba aliados. Daba igual quien pereciera más adelante-. En cuanto consiga conformar algo más de peso que meras sospechas serás la primera en saberlo.
Abrí la puerta del despacho dejando salir a Camille y tras cerrar la puerta la acompañé hasta el salón donde mis invitados bailaban y charlaban animadamente. Mi ahijada seguía bailando con Sir Von Hessel lo que me llenó de alegría, esta muchacha sabía como ganarse a los hombres. Además, entre mis invitados había hecho acto de presencia Rose Leprince, una mujer de la que no te podías fiar pero que era mejor tener de aliada. Hablaba de manera agradable con un grupo de personas pero ella - tan astuta como siempre – se había percatado de mi presencia y con un cruce de miradas lo dijimos todo. Ahora estaba ocupada con otros asuntos pero más tarde teníamos una conversación pendiente.
Camille – dije mirando el salón-, deberías unirte a la fiesta y charlar con otras jóvenes de sociedad. Sé que la compañía de un viejo aburrido no es la mejor en estos casos y tras saludarme seguro que estás deseando divertirte.
Re: Prólogo. Londres, 1885
Kira Liviani
Ashley no pudo evitar preguntar por lo que tanto le había atormentado, al igual que yo, ella también tenia un pasado que le perseguía.
-No he sabido nada de él....pero te puedo asegurar que no está aquí...-dije poniendo mi mano sobre su hombro-Llevo 5 años en Londres, intento pasar desapercibida aunque la viuda de un poderoso marqués español levanta sospechas después de tantos años sin buscar otro marido....
-Vaya así que marquesa..-dijo ella sorprendida.
-Estuve con un marques hace 50 años, era un amante buenísimo, asi que quise rendirle homenaje..-las dos reimos.
Tras un pequeño silencio continué la conversación.
-Me busqué una dama de confianza....le conté mi secreto..lleva muchos años conmigo y siempre ha sido muy leal pero me temo que voy a tener que....-paré de hablar no quería ni nombrarlo.-Están matando niños y las crónicas hablan de una "dama de sangre", tal vez si ella piensa que soy culpable pueda delatarme...eso nos expondría a todos. Tu que harías??
Ashley no pudo evitar preguntar por lo que tanto le había atormentado, al igual que yo, ella también tenia un pasado que le perseguía.
-No he sabido nada de él....pero te puedo asegurar que no está aquí...-dije poniendo mi mano sobre su hombro-Llevo 5 años en Londres, intento pasar desapercibida aunque la viuda de un poderoso marqués español levanta sospechas después de tantos años sin buscar otro marido....
-Vaya así que marquesa..-dijo ella sorprendida.
-Estuve con un marques hace 50 años, era un amante buenísimo, asi que quise rendirle homenaje..-las dos reimos.
Tras un pequeño silencio continué la conversación.
-Me busqué una dama de confianza....le conté mi secreto..lleva muchos años conmigo y siempre ha sido muy leal pero me temo que voy a tener que....-paré de hablar no quería ni nombrarlo.-Están matando niños y las crónicas hablan de una "dama de sangre", tal vez si ella piensa que soy culpable pueda delatarme...eso nos expondría a todos. Tu que harías??
Invitado- Invitado
Re: Prólogo. Londres, 1885
Ella Kingsley
(Con Bastian, Jared, y Rose)
Por fin Jared se inclinó para ofrecerme un poco de atención. Durante el rato que me había dejado en soledad, no había perdido detalle en observar a los invitados de la velada, y había prestado atención a más de alguna conversa lejana. Pude comprobar la llamativa presencia de inmortales, que se pavoneaban con su exquisito portento de un lado a otro, siendo parte de las maquinaciones humanas, y hablando libremente sobre el asunto que les preocupaba, una supuesta dama de sangre que se cebaba con los infantes humanos.
Llamó mi atención entre los presentes, dos jóvenes inmortales, totalmente desconocidas para mi, que hablaban sobre la hipocresía estipulada, y su rechazo respectivo a sus supuestos creadores. Que ambas huían, era un concepto claro. Pero he de destacar la sorpresa que me supuso el saber la calidad de su indiferencia respecto a ellos. Yo jamás me atrevería a desobedecer al mío. He de añadir por supuesto que el trato siempre había sido favorable, y nunca me había sido negado nada hasta la fecha nada más lejos de lo razonable. Jared, por el contrario, era el sino de mi existencia. Jugaba con mis deseos, mis miedos, y mis pasiones. Le divertía constantemente disgustarme pero sabía mantener la llama viva de mi interés y fiel adoración. Por eso, cuando se acercó a mi con sus aires facciosos, no recibió respuesta que pudiera satisfacerle. Simplemente le seguí y me presentó a una vampira, acompañada de un bello mortal.
Escuché sus saludos, sus maneras y sus hablas refinadas con una marginal posición, hasta que tentada por el juego de misterio que compartían en sus informaciones, interrumpí con una reverencia, a modo de presentación.
- Lady Kingsley. Hermana de Mr Kingsley. Espero y deseo que mi hermano le haya hablado de mi en alguna ocasión, porque en caso de negativa, tendré que mostrarme claramente ofendida.- Sonreí con dulzura. – Si me permite, espero que nuestra estancia sea todo lo prolongada posible para satisfacer con nuestra presencia a nuestros queridos, pero no estoy segura de que los asuntos de mi hermano nos permitan quedarnos todo lo que nos gustaría. ¿Me equivoco querido?- Desde luego, si esa vampira iba a ser el nuevo juguetito de Jared, me opondría de tal modo que precipitaría la marcha al costado de nuestros padres, usando cualquier método disponible a mi alcance.
(Con Bastian, Jared, y Rose)
Por fin Jared se inclinó para ofrecerme un poco de atención. Durante el rato que me había dejado en soledad, no había perdido detalle en observar a los invitados de la velada, y había prestado atención a más de alguna conversa lejana. Pude comprobar la llamativa presencia de inmortales, que se pavoneaban con su exquisito portento de un lado a otro, siendo parte de las maquinaciones humanas, y hablando libremente sobre el asunto que les preocupaba, una supuesta dama de sangre que se cebaba con los infantes humanos.
Llamó mi atención entre los presentes, dos jóvenes inmortales, totalmente desconocidas para mi, que hablaban sobre la hipocresía estipulada, y su rechazo respectivo a sus supuestos creadores. Que ambas huían, era un concepto claro. Pero he de destacar la sorpresa que me supuso el saber la calidad de su indiferencia respecto a ellos. Yo jamás me atrevería a desobedecer al mío. He de añadir por supuesto que el trato siempre había sido favorable, y nunca me había sido negado nada hasta la fecha nada más lejos de lo razonable. Jared, por el contrario, era el sino de mi existencia. Jugaba con mis deseos, mis miedos, y mis pasiones. Le divertía constantemente disgustarme pero sabía mantener la llama viva de mi interés y fiel adoración. Por eso, cuando se acercó a mi con sus aires facciosos, no recibió respuesta que pudiera satisfacerle. Simplemente le seguí y me presentó a una vampira, acompañada de un bello mortal.
Escuché sus saludos, sus maneras y sus hablas refinadas con una marginal posición, hasta que tentada por el juego de misterio que compartían en sus informaciones, interrumpí con una reverencia, a modo de presentación.
- Lady Kingsley. Hermana de Mr Kingsley. Espero y deseo que mi hermano le haya hablado de mi en alguna ocasión, porque en caso de negativa, tendré que mostrarme claramente ofendida.- Sonreí con dulzura. – Si me permite, espero que nuestra estancia sea todo lo prolongada posible para satisfacer con nuestra presencia a nuestros queridos, pero no estoy segura de que los asuntos de mi hermano nos permitan quedarnos todo lo que nos gustaría. ¿Me equivoco querido?- Desde luego, si esa vampira iba a ser el nuevo juguetito de Jared, me opondría de tal modo que precipitaría la marcha al costado de nuestros padres, usando cualquier método disponible a mi alcance.
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Sean Andrews
(Con Ashley y Kira)
La velada transcurría con normalidad. Londres apenas distaba diferencias con mi América natal, exceptuando que aquí todas las damas seguían usando el corsé.
Conversé con distintos caballeros y fui invitado a una partida de cartas con un grupo de señoras amables, pero eso no impidió de que mi aburrimiento fuera en aumento. Al ser presentado, muchos gozaban de exponerme un gran discurso introducido por un pésame y una constante alabanza al nombre de mi familia, con una seguida enumeración de los logros de mi tío, y sus antepasados. De haber sido un hombre anclado en la tradición, podría haberme sentido intimidado, e incluso sentir cierto miedo para no cumplir las expectativas. Pero la experiencia me había dotado de unos valores modernos de los que me sentía orgulloso, y cierto degustó por la desobediencia y el quebrantamiento de normas. Por tanto, toda aquella parafernalia oratoria, no hacia otra cosa que dibujar una sonrisa fruto de los pensamientos venideros que probablemente escandalizarían a aquella sociedad. No podía sentirme mas impaciente e emocionado.
Cuando por fin logré deshacerme de aquel publico comencé la búsqueda de las jóvenes aristócratas del lugar. Divisé a la anfitriona dedicando más de un baile a otro joven desconocido, y aunque me pareció atractiva y deseable, muchas otras a su alrededor, me lo resultaron también. En mi barrido buscaba a una dama a la que poder dirigirme sin intromisión, y falto de hallarla, me decidí por dos que parecían abstraídas en una conversación personal.
- Alegres damas.- Me incliné.- Llevo un rato observándolas y no he dejado de preguntarme los asuntos tan afectuosos que están tratando para lucir sonrisas tan hermosas y singulares. Mil disculpas por mi interrupción, aun soy nuevo en las costumbres del lugar.- Las miré a los ojos.- Que descortés por mi parte. Olvidé incluso presentarme. Soy Mr Andrews, nacido en Nueva York, nuevo en la ciudad. – Y sonreí seductor. Mi abuela estaría orgulloso de mi, pensé sarcástico.
(Con Ashley y Kira)
La velada transcurría con normalidad. Londres apenas distaba diferencias con mi América natal, exceptuando que aquí todas las damas seguían usando el corsé.
Conversé con distintos caballeros y fui invitado a una partida de cartas con un grupo de señoras amables, pero eso no impidió de que mi aburrimiento fuera en aumento. Al ser presentado, muchos gozaban de exponerme un gran discurso introducido por un pésame y una constante alabanza al nombre de mi familia, con una seguida enumeración de los logros de mi tío, y sus antepasados. De haber sido un hombre anclado en la tradición, podría haberme sentido intimidado, e incluso sentir cierto miedo para no cumplir las expectativas. Pero la experiencia me había dotado de unos valores modernos de los que me sentía orgulloso, y cierto degustó por la desobediencia y el quebrantamiento de normas. Por tanto, toda aquella parafernalia oratoria, no hacia otra cosa que dibujar una sonrisa fruto de los pensamientos venideros que probablemente escandalizarían a aquella sociedad. No podía sentirme mas impaciente e emocionado.
Cuando por fin logré deshacerme de aquel publico comencé la búsqueda de las jóvenes aristócratas del lugar. Divisé a la anfitriona dedicando más de un baile a otro joven desconocido, y aunque me pareció atractiva y deseable, muchas otras a su alrededor, me lo resultaron también. En mi barrido buscaba a una dama a la que poder dirigirme sin intromisión, y falto de hallarla, me decidí por dos que parecían abstraídas en una conversación personal.
- Alegres damas.- Me incliné.- Llevo un rato observándolas y no he dejado de preguntarme los asuntos tan afectuosos que están tratando para lucir sonrisas tan hermosas y singulares. Mil disculpas por mi interrupción, aun soy nuevo en las costumbres del lugar.- Las miré a los ojos.- Que descortés por mi parte. Olvidé incluso presentarme. Soy Mr Andrews, nacido en Nueva York, nuevo en la ciudad. – Y sonreí seductor. Mi abuela estaría orgulloso de mi, pensé sarcástico.
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Kellan Whitmore
Era la primera vez en mis 25años de vida que una mujer conseguia dejarme sin palabras...Siempre era yo quien las increpaba y las dejaba llorando y escandalizadas, o alguna vez colaba y las dejaba sin palabras porque estaban muy ocupadas saboreando mi cuerpo. En fin con aquellos tres chelines en mi mano fuí directo a la taberna...Un baño era innecesario pero el whisky no podia faltar.
-Tabernero¡¡¡una botella de tu whisky más barato y que más emborracha...-y allí me quedé bebiendo una vez más, pero esta vez al calor de la lumbre de la taberna.
Era la primera vez en mis 25años de vida que una mujer conseguia dejarme sin palabras...Siempre era yo quien las increpaba y las dejaba llorando y escandalizadas, o alguna vez colaba y las dejaba sin palabras porque estaban muy ocupadas saboreando mi cuerpo. En fin con aquellos tres chelines en mi mano fuí directo a la taberna...Un baño era innecesario pero el whisky no podia faltar.
-Tabernero¡¡¡una botella de tu whisky más barato y que más emborracha...-y allí me quedé bebiendo una vez más, pero esta vez al calor de la lumbre de la taberna.
Invitado- Invitado
Re: Prólogo. Londres, 1885
Leon S. Wright
Con Emily Oak y Bruce Emmerich / En calle, Lambeth
Para la policía las celebraciones de Whitechapel eran una locura. Una de las noches que más nos tocaba trabajar, aunque afortunadamente este año mi ronda terminaba mucho antes, para así poder ir a echarle una mano a mi madre y mi tía en la taberna.
Sin embargo, antes debía pasar por casa para ver que mis primos estuviesen bien, últimamente no era bueno dejar a los niños pequeños solos, así que una buena amiga estaba cuidando de ellos.
Iba charlando con un compañero animadamente cuando vimos dos figuras entre la niebla, nos paramos en seco. Estábamos muy cerca de casa y parecía que algo iba mal.
Nos acercamos corriendo, llevaba poco tiempo viviendo allí pero pudo reconocer a mi vecina Emily y al señor Emmerich, él tenía una expresión que lo decía todo y a mi se me heló el corazón.
Le hice una seña a mi compañero y entramos inmediatamente en la casa sin decir palabra, lo que nos encontramos allí nos revolvió las entrañas… ya nada podíamos hacer. Le dije que fuese a buscar más ayuda debíamos inspeccionar el lugar y averiguar que había pasado, pero por el estado de los cuerpos no había duda, la Dama de Sangre atacaba de nuevo.
Salí despacio de la casa. Al pobre Emmerich se le veía en estado de shock y por la cara de angustia de Emily parecía que no era capaz de reaccionar, lo cual era de esperar. Me acerqué con cuidado a ella y posé mi mano suavemente en su hombro – Ey, Emily… ¿ha dicho algo? – la miré con cierta consternación y luego desvíe mi mirada a Emmerich.
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Con Emily Oak y Bruce Emmerich / En calle, Lambeth
Para la policía las celebraciones de Whitechapel eran una locura. Una de las noches que más nos tocaba trabajar, aunque afortunadamente este año mi ronda terminaba mucho antes, para así poder ir a echarle una mano a mi madre y mi tía en la taberna.
Sin embargo, antes debía pasar por casa para ver que mis primos estuviesen bien, últimamente no era bueno dejar a los niños pequeños solos, así que una buena amiga estaba cuidando de ellos.
Iba charlando con un compañero animadamente cuando vimos dos figuras entre la niebla, nos paramos en seco. Estábamos muy cerca de casa y parecía que algo iba mal.
Nos acercamos corriendo, llevaba poco tiempo viviendo allí pero pudo reconocer a mi vecina Emily y al señor Emmerich, él tenía una expresión que lo decía todo y a mi se me heló el corazón.
Le hice una seña a mi compañero y entramos inmediatamente en la casa sin decir palabra, lo que nos encontramos allí nos revolvió las entrañas… ya nada podíamos hacer. Le dije que fuese a buscar más ayuda debíamos inspeccionar el lugar y averiguar que había pasado, pero por el estado de los cuerpos no había duda, la Dama de Sangre atacaba de nuevo.
Salí despacio de la casa. Al pobre Emmerich se le veía en estado de shock y por la cara de angustia de Emily parecía que no era capaz de reaccionar, lo cual era de esperar. Me acerqué con cuidado a ella y posé mi mano suavemente en su hombro – Ey, Emily… ¿ha dicho algo? – la miré con cierta consternación y luego desvíe mi mirada a Emmerich.
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Beckett- Ratero
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Fecha de inscripción : 16/12/2010
Re: Prólogo. Londres, 1885
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Kïra Liviani
Mi conversación con Ashley fue interrumpida por un atractivo jovén que trató de fascinarnos, como si fueramos dos debutantes infantiles y presuntuosas. He de reconocer que tenía un porte espectacular aunque era de esos hombres cuya lengua va más rápido que su cerebro. Se le notaba a la legua que no era persona de refinados modales y esque las costumbres del nuevo mundo habían hecho mella en él y eso contrastaba totalmente con las normas de cortesía de la sociedad inglesa.
-Tan solo somos dos viejas amigas que se han reencontrado esta noche y nos ponemos al día sobre los años que han pasado sin saber de la otra...Soy Kira Liviani y ella es Ashley Blair-contesté-Ya que está usted aquí, cuentenos que le ha separado a usted de su tierra para acabar viniendo a Londres??negocios tal vez?o acaso pretende seducir a una joven londinense??.....
-Me estoy planteando la segunda opcion después de observar tanta belleza a mi alrededor...-contestó él.
[size=12]
[size=18]-Vaya es usted todo un caballero, pero debería ir con cuidado, hay ciertos comentarios que no son bien recibidos en los oidos de una dama inglesa...-[/size]apunté.
-Disculpen si miinterrupción y mis palabras han podido molestarles...
-Para nada Mr Andrews, la srt Liviani y yo no somos damas inglesas, las normas de cortesía y costumbres a las que nos acogemos son diferentes a las de los demás, no es así Kira??
-Por supuesto...Nosotras buscamos algo más de la vida, aunque en estos momentos buscabamos una distracción que consiga paliar nuestro aburrimiento, quiere ser usted esa distracción Mr Andrews?[/size]
Kïra Liviani
Mi conversación con Ashley fue interrumpida por un atractivo jovén que trató de fascinarnos, como si fueramos dos debutantes infantiles y presuntuosas. He de reconocer que tenía un porte espectacular aunque era de esos hombres cuya lengua va más rápido que su cerebro. Se le notaba a la legua que no era persona de refinados modales y esque las costumbres del nuevo mundo habían hecho mella en él y eso contrastaba totalmente con las normas de cortesía de la sociedad inglesa.
-Tan solo somos dos viejas amigas que se han reencontrado esta noche y nos ponemos al día sobre los años que han pasado sin saber de la otra...Soy Kira Liviani y ella es Ashley Blair-contesté-Ya que está usted aquí, cuentenos que le ha separado a usted de su tierra para acabar viniendo a Londres??negocios tal vez?o acaso pretende seducir a una joven londinense??.....
-Me estoy planteando la segunda opcion después de observar tanta belleza a mi alrededor...-contestó él.
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[size=18]-Vaya es usted todo un caballero, pero debería ir con cuidado, hay ciertos comentarios que no son bien recibidos en los oidos de una dama inglesa...-[/size]apunté.
-Disculpen si miinterrupción y mis palabras han podido molestarles...
-Para nada Mr Andrews, la srt Liviani y yo no somos damas inglesas, las normas de cortesía y costumbres a las que nos acogemos son diferentes a las de los demás, no es así Kira??
-Por supuesto...Nosotras buscamos algo más de la vida, aunque en estos momentos buscabamos una distracción que consiga paliar nuestro aburrimiento, quiere ser usted esa distracción Mr Andrews?[/size]
Invitado- Invitado
Re: Prólogo. Londres, 1885
Sitúo y mañana contesto, que ya hoy no soy persona.
Con.... En Mansión Sussex DISPONIBLE |
Con Livia En Mansión Sussex DEBO | ||
Con Rose, Jared, Ella En Mansion Sussex DEBO |
Con Emily y Bruce En Calle, Lambeth ESPERO | ||
Con Timothy En Whitechapel DEBO |
Beckett- Ratero
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Emily Oak
con Leon y Bruce.
La cara de desesperación del señor Emmerich, de Bruce, me estaba destrozando los nervios. No sabía que había pasado pero tampoco tenía la valentía de adentrarme en la oscura casa y descubrir una horrible situación. Con mi mano sobre las suyas intentaba darle la entereza y el apoyo que a ambos nos faltaba.
Unos pasos acercándose me hicieron reaccionar, giré mi cabeza hacia el fondo de la calle por donde se acercaban dos figuras borrosas por la niebla. Cuando se acercaron unos cuantos metros más pude ver que era Leon acompañados por otro de los miembros de Scotland Yard. Ambos entraron en la casa y al rato salieron con el rosto desencajado. El compañero de Leon se marchó por donde habían llegado momentos antes y Leon se nos acercó. Le miré casi de manera suplicante, deseando que su presencia hiciera salir a Bruce de su estado de shock.
Ey, Emily… ¿ha dicho algo?
Negué con la cabeza y regresé de nuevo mi vista a Bruce que seguía con la mirada perdida.
No hace más que repetir los nombres de su mujer y su hija. ¿Qué ha pasado ahí dentro, Leon? - pregunté preocupada – Me lo encontré así en la calle. Yo venía de las celebraciones de Whitechapel y … - tomando demasiada libertad llevé mi mano a la cara de Bruce – Señor Emmerich, por favor, díganos que ha pasado.
Esperé unos segundos su respuesta pero parecía una estatua de marmol.
Está helado – le dije a Leon con una mueca – Deberíamos llevarlo a algún lugar donde pueda calentarse.
con Leon y Bruce.
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Unos pasos acercándose me hicieron reaccionar, giré mi cabeza hacia el fondo de la calle por donde se acercaban dos figuras borrosas por la niebla. Cuando se acercaron unos cuantos metros más pude ver que era Leon acompañados por otro de los miembros de Scotland Yard. Ambos entraron en la casa y al rato salieron con el rosto desencajado. El compañero de Leon se marchó por donde habían llegado momentos antes y Leon se nos acercó. Le miré casi de manera suplicante, deseando que su presencia hiciera salir a Bruce de su estado de shock.
Ey, Emily… ¿ha dicho algo?
Negué con la cabeza y regresé de nuevo mi vista a Bruce que seguía con la mirada perdida.
No hace más que repetir los nombres de su mujer y su hija. ¿Qué ha pasado ahí dentro, Leon? - pregunté preocupada – Me lo encontré así en la calle. Yo venía de las celebraciones de Whitechapel y … - tomando demasiada libertad llevé mi mano a la cara de Bruce – Señor Emmerich, por favor, díganos que ha pasado.
Esperé unos segundos su respuesta pero parecía una estatua de marmol.
Está helado – le dije a Leon con una mueca – Deberíamos llevarlo a algún lugar donde pueda calentarse.
Re: Prólogo. Londres, 1885
Elizabeth Cassidy
Me sorprendió como reaccionó Jane a las provocaciones de aquel desconocido. Nunca creí que fuera capaz de sacar el valor para ponerlo en su sitio pero parecía que la gatita de angora comenzaba a sacar las uñas lo que en una ciudad como Londres era algo más que necesario.
Me dejé llevar por Jane entre las callejuelas ya que seguía sorprendida como para pensar con coherencia. En cuanto mi mente se recompuso me paré en seco frenando a Jane en su agitada andadura.
Le diste tres chelines – dije recordando la escena anterior. ¿Porqué había sido tan generosa? ¡Era de locos! ¿No sabía cuanto costaba ganarlos? ¿Con cuántos hombres hacía falta yacer para tener la mitad de ellos?
En un vano intento por evitar mis reproches, Jane me preguntó por el vino y se lo llevó a la boca. Suspiré y elevé mi mirada al cielo. Por esta vez lo dejaría pasar ya que no tenía ganas de discutir.
Elisabeth, ¿Dónde se encuentra la taberna que me sugeriste para trabajar?
Miré a mi alrededor intentando situarme. Estábamos algo alejadas de la zona y tal como había hecho ella momentos antes la agarré del brazo y tiré de ella cambiando de dirección.
Te llevaré junto a la dueña. Es ella quien debe darte el visto bueno para trabajar – comenté caminando con paso acelerado -. Sé simpática al hablar con ella pero no en demasía o creerá que eres demasiado vivaracha para trabajar de cantinera – y pasaría a ser una prostituta más de las calles de Londres.
Después de callejear durante un buen rato llegamos a la entrada de Hell & Hound. Varios borrachos se agolpaban en la puerta y para entrar tuvimos que apartar a más de uno a empujones. Una vez dentro, una nube de humo de tabaco nos golpeó en la cara obligando a Jane a toser.
Te acostumbrarás, créeme.
Continué hacia la barra donde la señora Wrigth me saludó con un sonoro “llegas tarde”. Sin hacerle caso pasé hacia detrás de la barra y me coloqué mi delantal.
Me ha acompañado mi prima, señora Wright. La joven de la que le hablé como posible cantinera.
La mujer levantó la vista de las tazas que lavaba y miró a Jane. Ella bajo la vista un poco avergonzada como si fuera a esconderse bajo una de las mesas.
Chiquilla, da una vuelta.
Pe, pero...
Da una vuelta, ¡vamos! - le pidió mi señora casi perdiendo la paciencia.
Jane me miró y le hice un gesto para que lo hiciera. Sólo me faltaba quedar mal con la señora Wright y perder mi trabajo. Con la mirada fija en Jane mientras giraba la señora Wright murmuró a mi lado.
Tienes un buen trasero niña, empiezas mañana.
Jane sonrió llena de emoción y me miró encantada. Yo le respondí a la sonrisa ligeramente incómoda y sin poder dejarlo para más tarde me acerqué al oído de la cantinera jefa.
Jane no es como yo – susurré-. No va a acostarse con los borrachos por un poco mas de dinero.
Esta bien, de momento – me dijo ella todavía mirando a Jane.
Salí de la barra y me acerqué de nuevo a Jane.
- Pues ya tienes trabajo – le dije con una sonrisa.
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Me dejé llevar por Jane entre las callejuelas ya que seguía sorprendida como para pensar con coherencia. En cuanto mi mente se recompuso me paré en seco frenando a Jane en su agitada andadura.
Le diste tres chelines – dije recordando la escena anterior. ¿Porqué había sido tan generosa? ¡Era de locos! ¿No sabía cuanto costaba ganarlos? ¿Con cuántos hombres hacía falta yacer para tener la mitad de ellos?
En un vano intento por evitar mis reproches, Jane me preguntó por el vino y se lo llevó a la boca. Suspiré y elevé mi mirada al cielo. Por esta vez lo dejaría pasar ya que no tenía ganas de discutir.
Elisabeth, ¿Dónde se encuentra la taberna que me sugeriste para trabajar?
Miré a mi alrededor intentando situarme. Estábamos algo alejadas de la zona y tal como había hecho ella momentos antes la agarré del brazo y tiré de ella cambiando de dirección.
Te llevaré junto a la dueña. Es ella quien debe darte el visto bueno para trabajar – comenté caminando con paso acelerado -. Sé simpática al hablar con ella pero no en demasía o creerá que eres demasiado vivaracha para trabajar de cantinera – y pasaría a ser una prostituta más de las calles de Londres.
Después de callejear durante un buen rato llegamos a la entrada de Hell & Hound. Varios borrachos se agolpaban en la puerta y para entrar tuvimos que apartar a más de uno a empujones. Una vez dentro, una nube de humo de tabaco nos golpeó en la cara obligando a Jane a toser.
Te acostumbrarás, créeme.
Continué hacia la barra donde la señora Wrigth me saludó con un sonoro “llegas tarde”. Sin hacerle caso pasé hacia detrás de la barra y me coloqué mi delantal.
Me ha acompañado mi prima, señora Wright. La joven de la que le hablé como posible cantinera.
La mujer levantó la vista de las tazas que lavaba y miró a Jane. Ella bajo la vista un poco avergonzada como si fuera a esconderse bajo una de las mesas.
Chiquilla, da una vuelta.
Pe, pero...
Da una vuelta, ¡vamos! - le pidió mi señora casi perdiendo la paciencia.
Jane me miró y le hice un gesto para que lo hiciera. Sólo me faltaba quedar mal con la señora Wright y perder mi trabajo. Con la mirada fija en Jane mientras giraba la señora Wright murmuró a mi lado.
Tienes un buen trasero niña, empiezas mañana.
Jane sonrió llena de emoción y me miró encantada. Yo le respondí a la sonrisa ligeramente incómoda y sin poder dejarlo para más tarde me acerqué al oído de la cantinera jefa.
Jane no es como yo – susurré-. No va a acostarse con los borrachos por un poco mas de dinero.
Esta bien, de momento – me dijo ella todavía mirando a Jane.
Salí de la barra y me acerqué de nuevo a Jane.
- Pues ya tienes trabajo – le dije con una sonrisa.
Re: Prólogo. Londres, 1885
Las hermanas Di Pankhurst antes de anochecer
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Dos pasos lentos y precisos se acercaban lentamente a ella, pero estaba distraida leyendo un libro en el jardín de la Mansión disfrutando de la tranquilidad del día, respirando tan reconfortante aroma de las rosas a su alrededor, sentada en la pequeña silla y sobre la mesa una tasa cuya particularidad era el trazado de las figuras sobre ella, suspiro mientras pasaba la otra página.
Hace pocos días su familia habia llegado a Londres, fueron invitados a un baile ésta noche pero no parecia muy entusiasmada al respecto, de hecho temia lo que pudiera pasar, habia leido las últimas noticias y desde que llegaron no habia tenido contacto exterior.
Entonces fue cuando Victoria su hermana la asusto por detrás, Loraine se exalto dejando caer el libro y levantandose, mientras su hermana solo reia y levantaba el libro.
Hace pocos días su familia habia llegado a Londres, fueron invitados a un baile ésta noche pero no parecia muy entusiasmada al respecto, de hecho temia lo que pudiera pasar, habia leido las últimas noticias y desde que llegaron no habia tenido contacto exterior.
Entonces fue cuando Victoria su hermana la asusto por detrás, Loraine se exalto dejando caer el libro y levantandose, mientras su hermana solo reia y levantaba el libro.
Loraine: Por qué haces esto?, cuando madurarás?- dijo con pausa y con algo de desaprobación en su voz.
Victoria: Haces demasiadas preguntas, tanto que podemos hacer y aceptas las ordenes de nuestro padre por una simple advertencia?- leyó el titulo del libro "Cendero de alegría"- además te deleitas con éstas mentiras escritas seguramente por una mentira, porque no veo quien podria plasmar...
Su hermana la interrumpe y le quita el libro.
Loraine: No discutire eso contigo hermana, es claro que no te hare entrar en razón, podrias solo respetar mi espacio- dejo el libro sobre la mesa y se sento.
Victoria: te rindes con facilidad, de que sirve que seamos hermanas si nisiquiera te esfuerzas por pelear conmigo.
Loraine: ahh - se echo a reir- ya veo, solo uso la razón y pelear por cosas como las que haces o dices no me harian ni más feliz ni menos, asi que deja esas tonterias, si vamos a pelear por juegos de niños mejor no peleamos.
Victoria: Lees demasiado, el saber no esta en un libro, esta afuera- dijo mientras señalaba el horizonte- Londres es maravilloso, he conversados con algunos poblerinos y son de un divertidos.
Loraine: saliste? Victoria tanto que defiendes a nuestro padre y sales si son consentimiento.
Victoria: vamos, siempre sere la mala de las dos, debo mantener eso no te parece?
Loraine: hablas como si tuvieras un resentimiento conmigo, no debes ser lo que los demás creen, debes ser quien eres, es así de simple, y me sorprende que hables así cuando eres la primera en hacer las cosas que quieres sin importar que dirán después.
Victoria: calmate, hablas como nuestra ma...como hablaria nuestra madre.
Un minuto de silencio
Loraine: Nuestro padre salio hace un rato, algo paso en la ciudad, así que me parece que tendremos que ir solas al baile, Sr Jacob nos llevará, nuestro padre parece tenerle mucha confianza.
Victoria: No tengo muchas ganas de ir, si no voy ni lo notarian, ya que no me conocen.
Loraine: se lo prometiste a nuestro padre no puedes decir que no irás, no depende de ti- muy en el fondo Loraine queria que no fuera.
Victoria: Éstas reuniones de sociedad no me agradan, hay demasiada falsedad.
Loraine: no seria la primera ni la última vez, además nunca te has preocupado por conocer a las personas, éste seria un buen momento para cambiar eso.
Victoria: si lo seria, y seguramente conoceria a muchos pretendientes más facilmente.
Loraine: a que le temes? si nuestro padre se enamorará de nuevo preferiria que tú siguieras tu vida, como harás entonces?, cuando veas que ya yo no estoy y él tampoco?.
Victoria: Por qué dices eso?
Loraine: Entiende la realidad, no estaremos siempre juntos y tú haces que las cosas sean más dificiles, tratando de que nunca nos separemos, cuando comence a estudiar pintura nuestra tía Odette me dijo que me fuera con ella, que tendria muchas oportunidades allá y podria mostrar mis cuadros quizás hasta una galeria, pero me quede, preferi renunciar a mi sueño, lo hice porque nuestro padre no sabria como lidiar contigo, además soy la única que te entiende hermana, o al menos lo intento, no arruines las cosas ahora- se levanto y salio de alli con libro en mano, Victoria se dejo caer en la silla y comenzo a pensar, quizás su hermana tenia razón, comenzo a sentirse culpable, pero no podia evitarlo y no podia aceptar que su padre algún día amará a alguien más.
Ya se hacia de noche mientras arreglaban a Loraine, Victoria tocaba el piano, no parecia querer arreglarse, cuando el piano ceso Loraine sonrio, su hermana era muchas cosas pero sabia que no la dejaria ir sola al baile.
Victoria llevaba un hermoso vestido color pastel, su cabello recogido muy elegante, camino a los aposentos de su hermana para ayudarla.
Loraine: Te ayudare con el peinado- dijo mientras miraba a aquella que vestia a su hermana.
Victoria: lo dejare suelto.
Loraine: si me imagine, pero no tan simple.
Victoria: Perdón por lo de hace unas horas, no sabia que te gustará tanto la pintura, ahora ni lo haces con frecuencia.
Loraine: no te preocupes. Pues...- Victoria no sabia que ella amaba la poesia más que cualquier cosa, y mucho menos que habia mandado muchas de ellas para que fuesen publicadas- mi institutriz se fue a America, así que quizás aquí en Londres encuentre otra, y disculpa mis palabras- comenzo a hacerle rulos en el cabello, colocando una que otra decoración el mismo- listo!!!
Sr Jacob las llevo en el carruaje a la puerta de la Mansión, cuando ya estaban dentro Victoria se perdio de la vista de Loraine.
Victoria: Haces demasiadas preguntas, tanto que podemos hacer y aceptas las ordenes de nuestro padre por una simple advertencia?- leyó el titulo del libro "Cendero de alegría"- además te deleitas con éstas mentiras escritas seguramente por una mentira, porque no veo quien podria plasmar...
Su hermana la interrumpe y le quita el libro.
Loraine: No discutire eso contigo hermana, es claro que no te hare entrar en razón, podrias solo respetar mi espacio- dejo el libro sobre la mesa y se sento.
Victoria: te rindes con facilidad, de que sirve que seamos hermanas si nisiquiera te esfuerzas por pelear conmigo.
Loraine: ahh - se echo a reir- ya veo, solo uso la razón y pelear por cosas como las que haces o dices no me harian ni más feliz ni menos, asi que deja esas tonterias, si vamos a pelear por juegos de niños mejor no peleamos.
Victoria: Lees demasiado, el saber no esta en un libro, esta afuera- dijo mientras señalaba el horizonte- Londres es maravilloso, he conversados con algunos poblerinos y son de un divertidos.
Loraine: saliste? Victoria tanto que defiendes a nuestro padre y sales si son consentimiento.
Victoria: vamos, siempre sere la mala de las dos, debo mantener eso no te parece?
Loraine: hablas como si tuvieras un resentimiento conmigo, no debes ser lo que los demás creen, debes ser quien eres, es así de simple, y me sorprende que hables así cuando eres la primera en hacer las cosas que quieres sin importar que dirán después.
Victoria: calmate, hablas como nuestra ma...como hablaria nuestra madre.
Un minuto de silencio
Loraine: Nuestro padre salio hace un rato, algo paso en la ciudad, así que me parece que tendremos que ir solas al baile, Sr Jacob nos llevará, nuestro padre parece tenerle mucha confianza.
Victoria: No tengo muchas ganas de ir, si no voy ni lo notarian, ya que no me conocen.
Loraine: se lo prometiste a nuestro padre no puedes decir que no irás, no depende de ti- muy en el fondo Loraine queria que no fuera.
Victoria: Éstas reuniones de sociedad no me agradan, hay demasiada falsedad.
Loraine: no seria la primera ni la última vez, además nunca te has preocupado por conocer a las personas, éste seria un buen momento para cambiar eso.
Victoria: si lo seria, y seguramente conoceria a muchos pretendientes más facilmente.
Loraine: a que le temes? si nuestro padre se enamorará de nuevo preferiria que tú siguieras tu vida, como harás entonces?, cuando veas que ya yo no estoy y él tampoco?.
Victoria: Por qué dices eso?
Loraine: Entiende la realidad, no estaremos siempre juntos y tú haces que las cosas sean más dificiles, tratando de que nunca nos separemos, cuando comence a estudiar pintura nuestra tía Odette me dijo que me fuera con ella, que tendria muchas oportunidades allá y podria mostrar mis cuadros quizás hasta una galeria, pero me quede, preferi renunciar a mi sueño, lo hice porque nuestro padre no sabria como lidiar contigo, además soy la única que te entiende hermana, o al menos lo intento, no arruines las cosas ahora- se levanto y salio de alli con libro en mano, Victoria se dejo caer en la silla y comenzo a pensar, quizás su hermana tenia razón, comenzo a sentirse culpable, pero no podia evitarlo y no podia aceptar que su padre algún día amará a alguien más.
Ya se hacia de noche mientras arreglaban a Loraine, Victoria tocaba el piano, no parecia querer arreglarse, cuando el piano ceso Loraine sonrio, su hermana era muchas cosas pero sabia que no la dejaria ir sola al baile.
Victoria llevaba un hermoso vestido color pastel, su cabello recogido muy elegante, camino a los aposentos de su hermana para ayudarla.
Loraine: Te ayudare con el peinado- dijo mientras miraba a aquella que vestia a su hermana.
Victoria: lo dejare suelto.
Loraine: si me imagine, pero no tan simple.
Victoria: Perdón por lo de hace unas horas, no sabia que te gustará tanto la pintura, ahora ni lo haces con frecuencia.
Loraine: no te preocupes. Pues...- Victoria no sabia que ella amaba la poesia más que cualquier cosa, y mucho menos que habia mandado muchas de ellas para que fuesen publicadas- mi institutriz se fue a America, así que quizás aquí en Londres encuentre otra, y disculpa mis palabras- comenzo a hacerle rulos en el cabello, colocando una que otra decoración el mismo- listo!!!
Sr Jacob las llevo en el carruaje a la puerta de la Mansión, cuando ya estaban dentro Victoria se perdio de la vista de Loraine.
Invitado- Invitado
Re: Prólogo. Londres, 1885
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Invitado- Invitado
Re: Prólogo. Londres, 1885
Leon Wright
Con Emily y Bruce / En Lambeth
Como imaginaba Bruce no había sido capaz de decirle a Emily lo ocurrido ni ningún dato de utilidad, muy comprensible, me daba lástima. Ella quería saber que había pasado, pero no quería contárselo allí delante de él.
Estaba claro que el pobre no iba a ser capaz de reaccionar en un buen rato. Emily me dijo que estaba helado, debíamos llevarlo a un sitio seguro, donde pudiese vigilarlo y donde pudiese entrar en calor. – Está bien. Llevémoslo a mi casa, allí estará seguro y te contaré lo que pasa – miré hacia atrás, todavía no llegaban mis chicos, pero no había nadie por la calle, así que no debía preocuparme de que alguien pudiese entrar.
Ayudé a Emily a llevar a Bruce hasta la puerta de la casa, al entrar lo sentamos en una de las sillas de la sala de estar y fui a buscar una manta para ponérsela alrededor. Luego encendí la chimenea de leña. Me acerqué a Emily - ¿puedes esperar aquí un momento? Vuelvo rápidamente, lo prometo – dije con una pequeña sonrisa tranquilizadora.
Subí las escaleras al segundo piso corriendo y aporreé la puerta – Emma! Emma, soy Leon, abre la puerta – estaba algo nervioso. Abrió la puerta y parecía estar aterrada – no grites Leon, los niños están durmiendo… gracias a Dios que estas aquí – me contó que había escuchado un grito ahogado, pero que se había asustado tanto que no fue capaz de mirar lo que ocurría por la ventana, que simplemente la cerró y se aseguró de que la puerta tampoco se podía abrir. Le expliqué lo que había pasado y que si necesitaba cualquier cosa avisase al piso de abajo.
Regresé con Emily y le indiqué que me siguiese a la cocina – voy a preparar un poco de té caliente para ti y el señor Emmerich, aunque dudo que él sea capaz de tomarlo – puse el agua a calentar, solté un suspiro y me giré hacia ella para mirarla a los ojos… no había una forma fácil de contar aquello – te explicaré que ha pasado, no es… agradable de escuchar – pasé mi mano por mi cabello – la mujer y la hija del señor Emmerich han sido asesinadas…. Por lo que he podido ver parece que fueron víctimas de la infame dama de sangre, no se podía hacer nada – podía ver que aquello la afectaba bastante, ¿y a quién no? - ¿estas bien? – desvié mi mirada un segundo, pude observar por la ventana de la cocina que mi equipo llegaba a la escena del crimen, ellos se encargarían de todo.
Con Emily y Bruce / En Lambeth
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Estaba claro que el pobre no iba a ser capaz de reaccionar en un buen rato. Emily me dijo que estaba helado, debíamos llevarlo a un sitio seguro, donde pudiese vigilarlo y donde pudiese entrar en calor. – Está bien. Llevémoslo a mi casa, allí estará seguro y te contaré lo que pasa – miré hacia atrás, todavía no llegaban mis chicos, pero no había nadie por la calle, así que no debía preocuparme de que alguien pudiese entrar.
Ayudé a Emily a llevar a Bruce hasta la puerta de la casa, al entrar lo sentamos en una de las sillas de la sala de estar y fui a buscar una manta para ponérsela alrededor. Luego encendí la chimenea de leña. Me acerqué a Emily - ¿puedes esperar aquí un momento? Vuelvo rápidamente, lo prometo – dije con una pequeña sonrisa tranquilizadora.
Subí las escaleras al segundo piso corriendo y aporreé la puerta – Emma! Emma, soy Leon, abre la puerta – estaba algo nervioso. Abrió la puerta y parecía estar aterrada – no grites Leon, los niños están durmiendo… gracias a Dios que estas aquí – me contó que había escuchado un grito ahogado, pero que se había asustado tanto que no fue capaz de mirar lo que ocurría por la ventana, que simplemente la cerró y se aseguró de que la puerta tampoco se podía abrir. Le expliqué lo que había pasado y que si necesitaba cualquier cosa avisase al piso de abajo.
Regresé con Emily y le indiqué que me siguiese a la cocina – voy a preparar un poco de té caliente para ti y el señor Emmerich, aunque dudo que él sea capaz de tomarlo – puse el agua a calentar, solté un suspiro y me giré hacia ella para mirarla a los ojos… no había una forma fácil de contar aquello – te explicaré que ha pasado, no es… agradable de escuchar – pasé mi mano por mi cabello – la mujer y la hija del señor Emmerich han sido asesinadas…. Por lo que he podido ver parece que fueron víctimas de la infame dama de sangre, no se podía hacer nada – podía ver que aquello la afectaba bastante, ¿y a quién no? - ¿estas bien? – desvié mi mirada un segundo, pude observar por la ventana de la cocina que mi equipo llegaba a la escena del crimen, ellos se encargarían de todo.
Beckett- Ratero
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Ridley Asdhown
Con Livia y Anne Marie Avencsuix / En Mansión Sussex
- Liv, tu puedes llamarme como quieras – dije con una sonrisa en alusión a lo de dejarnos de formalidades. Me dijo que su labor estaba prácticamente terminada, pero que no sería un impedimento para estar conmigo, y me preguntó si había algo que requiriese estar libre – ah! Créeme querida… lo que tengo en mente montaría un escándalo en la sala – dije mientras la devoraba con la mirada.
Si por mí fuese nos iríamos de esa fiesta tan sosa. Echaba de menos los bailes de máscaras venecianos, aquello si que tenía encanto y misterio, quizás debería montar uno.
Rodeé su cintura con mis brazos – aún te queda una cosa por hacer – hice un gesto hacia Rose – el mortal que estaba hablando con ella trabaja de ilustrador para el periódico – saludé a Rose que en ese momento nos miró, no quería ponerme de malas con ella, era una mujer muy impredecible y misteriosa, seguro que tenía peligro, la gente de su época eran todos unos retorcidos – sería bueno que le dijeses que convenza al mortal de realizar un dibujo sobre la dama que nos sea favorable –
En ese momento vi a una vieja amiga en la sala, tenía que saludarla, y con todo el descaro del mundo le dí un beso, cerca de la comisura de los labios, a Liv – Voy a saludar a una amiga, únete a nosotros cuando termines… si quieres – con eso me fui hacia Madamme Avencsuix – Querida Anne Marie, me complace verte, quizás tú puedas decirme por qué son tan aburridos estos actos – sonreí ampliamente
Con Livia y Anne Marie Avencsuix / En Mansión Sussex
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Si por mí fuese nos iríamos de esa fiesta tan sosa. Echaba de menos los bailes de máscaras venecianos, aquello si que tenía encanto y misterio, quizás debería montar uno.
Rodeé su cintura con mis brazos – aún te queda una cosa por hacer – hice un gesto hacia Rose – el mortal que estaba hablando con ella trabaja de ilustrador para el periódico – saludé a Rose que en ese momento nos miró, no quería ponerme de malas con ella, era una mujer muy impredecible y misteriosa, seguro que tenía peligro, la gente de su época eran todos unos retorcidos – sería bueno que le dijeses que convenza al mortal de realizar un dibujo sobre la dama que nos sea favorable –
En ese momento vi a una vieja amiga en la sala, tenía que saludarla, y con todo el descaro del mundo le dí un beso, cerca de la comisura de los labios, a Liv – Voy a saludar a una amiga, únete a nosotros cuando termines… si quieres – con eso me fui hacia Madamme Avencsuix – Querida Anne Marie, me complace verte, quizás tú puedas decirme por qué son tan aburridos estos actos – sonreí ampliamente
Última edición por Beckett el 08/04/11, 03:05 am, editado 1 vez
Beckett- Ratero
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Selene Coitier
Con Lord Sussex y Camille / En Mansión Sussex
Ya estaba aburrida de tanta charla insulsa con los políticos y empresarios que pululaban por la sala, encima mi impuesto compañero era de lo más cargante y soso que te puedas imaginar. En ese momento vi que Lord Sussex reaparecía en la sala, acompañado por la joven Axelsson.
No pude evitar que una media sonrisa apareciese en mi rostro, parecía que se estaban despidiendo. Le dí un último sorbo a mi copa, debía aprovechar este momento. Estaba segura de que Lord Sussex sabía perfectamente que lo de ser actriz era simplemente una fachada, y yo quería saber que es lo que pasaba por la mente de ese hombre, tan peligroso como intrigante.
Me acerqué a ellos con mi mejor sonrisa – perdonen que les interrumpa – dije saludando a ambos – no podía dejar pasar la ocasión de saludar al anfitrión y darle las gracias por invitarme, no sabe cuanto se lo agradezco – miré a Camille, puesto que ella no sabía quien era – perdona querida, soy Selene Coitier – regresé mi mirada a Lord Sussex – una fiesta muy variada la que tiene aquí, Milord – estaba segura de que sabía que hacía referencia a la presencia de diversos vampiros en la velada.
Con Lord Sussex y Camille / En Mansión Sussex
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No pude evitar que una media sonrisa apareciese en mi rostro, parecía que se estaban despidiendo. Le dí un último sorbo a mi copa, debía aprovechar este momento. Estaba segura de que Lord Sussex sabía perfectamente que lo de ser actriz era simplemente una fachada, y yo quería saber que es lo que pasaba por la mente de ese hombre, tan peligroso como intrigante.
Me acerqué a ellos con mi mejor sonrisa – perdonen que les interrumpa – dije saludando a ambos – no podía dejar pasar la ocasión de saludar al anfitrión y darle las gracias por invitarme, no sabe cuanto se lo agradezco – miré a Camille, puesto que ella no sabía quien era – perdona querida, soy Selene Coitier – regresé mi mirada a Lord Sussex – una fiesta muy variada la que tiene aquí, Milord – estaba segura de que sabía que hacía referencia a la presencia de diversos vampiros en la velada.
Beckett- Ratero
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 16/12/2010
Re: Prólogo. Londres, 1885
Ewan St.James
Con Timothy y Danny / En Whitechapel
Sonreí mientras me terminaba mi bebida. Era reconfortante ver como Timothy se preocupaba por los niños, el hecho de ayudarlos era muy importante para él. Imagino que le tranquilizaría la mente el saber que estarían bien, su pasado siempre lo tiene atormentado, aunque no quiera hablar de aquello.
Salí de aquel lugar y le apreté el hombro como signo de fortaleza ante sus pensamientos – gracias a ti estará bien. No te preocupes – echamos a andar calle abajo - ¿te apetece ir al Hell & Hound? -
Mientras esperaba su respuesta me pareció ver a Danny entre la multitud, y digo me pareció porque diría que iba vestida como un muchacho, cosa que me hizo bastante gracia. Le indiqué a Timothy donde se encontraba ella – parece que Danny está bien – dije alegremente, me tranquilizaba verla.
Nos acercamos a ella - ¿experimentas con la moda o ese atuendo tiene alguna finalidad? – dije con una sonrisa condescendiente
*sorry por los mensajes, llevo unos días que tengo la misma imaginación que un zombie u_u
Con Timothy y Danny / En Whitechapel
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Salí de aquel lugar y le apreté el hombro como signo de fortaleza ante sus pensamientos – gracias a ti estará bien. No te preocupes – echamos a andar calle abajo - ¿te apetece ir al Hell & Hound? -
Mientras esperaba su respuesta me pareció ver a Danny entre la multitud, y digo me pareció porque diría que iba vestida como un muchacho, cosa que me hizo bastante gracia. Le indiqué a Timothy donde se encontraba ella – parece que Danny está bien – dije alegremente, me tranquilizaba verla.
Nos acercamos a ella - ¿experimentas con la moda o ese atuendo tiene alguna finalidad? – dije con una sonrisa condescendiente
*sorry por los mensajes, llevo unos días que tengo la misma imaginación que un zombie u_u
Beckett- Ratero
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Fecha de inscripción : 16/12/2010
Re: Prólogo. Londres, 1885
Livia Widmer
Con Ridley N. Asdhown, después NO DISPONIBLE /En Mansión Sussex
Ridley era hermoso, unos grandes ojos azules, labios carnosos y un cuerpo casi como el que poseían las esculturas griegas masculinas sin ropa. Además a todo se le sumaba el misterio de su personalidad y de su siempre fugaz aparición, al menos por hoy tenía la dicha de haber cruzado unas palabras con él, y si las circunstancias lo permitiesen talvez podría hacer más con él que sólo intercambiar frases.
Noté la presencia de Rose en la habitación cuando Ridley me la indicó con la mirada, aunque si bien había percibido su aroma creo que al verla ahí casi al centro del gran salón recordé que debía mantener la compostura, o mi Lady terminaría creyendo que sólo asistía a las fiestas para fungir como una mujerzuela dejando de lado mis obligaciones. Por suerte mi bello acompañante me dio una buena idea, me recomendó ir con el impotente ilustrador del periódico, regarle chismes que alejen la vista de nosotros y así conseguir que dibuje animales salvajes o algún hombre estrangulador en vez de una mujer con tintes vampíricos.
Miré a Ridley y le sonreí, además de lindo era inteligente, y eso ya era ganancia conmigo. Pero al parecer algo distrajo su mirada, desvié la mirada hacia donde estaba la suya y noté a Madamme Avencsuix.
- No te preocupes, no estás atado a mí...al menos por ahora.- le digo y él me sonríe, talvez deba de arreglar algo con la Madamme, así que no me interpondré, claro siempre y cuando no la mire como me mira a mí ahora...-
-Voy a saludar a una amiga, únete a nosotros cuando termines… si quieres – me dice, yo le toco la mejilla y paso mi mano por su flequillo apartándolo de su frente.-
-No te preocupes querido, regresaré...de eso no tengas duda, cuando menos lo pienses sentirás mi gélido aliento por debajo de tu cuello y mi mirada clavada en tus...- le digo mietras bajo los ojos hacia su entrepierna, suelto una sonrisa pícara y regreso los ojos hacia su rostro.-
-Trata de no coquetearle mucho a Madamme Avencsuix, hoy no me apetece un trío- le digo jugetona mientras me alejo lentamente de él moviendo mis caderas con sensualidad para llegar así con el viejo del periódico.-
Con Ridley N. Asdhown, después NO DISPONIBLE /En Mansión Sussex
Ridley era hermoso, unos grandes ojos azules, labios carnosos y un cuerpo casi como el que poseían las esculturas griegas masculinas sin ropa. Además a todo se le sumaba el misterio de su personalidad y de su siempre fugaz aparición, al menos por hoy tenía la dicha de haber cruzado unas palabras con él, y si las circunstancias lo permitiesen talvez podría hacer más con él que sólo intercambiar frases.
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Miré a Ridley y le sonreí, además de lindo era inteligente, y eso ya era ganancia conmigo. Pero al parecer algo distrajo su mirada, desvié la mirada hacia donde estaba la suya y noté a Madamme Avencsuix.
- No te preocupes, no estás atado a mí...al menos por ahora.- le digo y él me sonríe, talvez deba de arreglar algo con la Madamme, así que no me interpondré, claro siempre y cuando no la mire como me mira a mí ahora...-
-Voy a saludar a una amiga, únete a nosotros cuando termines… si quieres – me dice, yo le toco la mejilla y paso mi mano por su flequillo apartándolo de su frente.-
-No te preocupes querido, regresaré...de eso no tengas duda, cuando menos lo pienses sentirás mi gélido aliento por debajo de tu cuello y mi mirada clavada en tus...- le digo mietras bajo los ojos hacia su entrepierna, suelto una sonrisa pícara y regreso los ojos hacia su rostro.-
-Trata de no coquetearle mucho a Madamme Avencsuix, hoy no me apetece un trío- le digo jugetona mientras me alejo lentamente de él moviendo mis caderas con sensualidad para llegar así con el viejo del periódico.-
Re: Prólogo. Londres, 1885
Lady Camille Axelsson
Con Lord Edward Sussex y Selene Coitier/En Mansión Sussex
En realidad no me aburría para nada la compañía del Lord, así que su comentario me pareció algo tierno y divertido, claro que con todo respeto, pero aún así me dispuse a segurlo del brazo hacia el salón del baile, además ya había asegurado mi participación e inclusión en cualquier cosa que planiase...aunque no dudaría seguir muy de cerca sus movimientos, nunca se sabía ni se podía confiar plenamente, y menos en tiempos como estos.
- No se preocupe mi Lord, su compañía no me incomoda, además veo que todos los jóvenes apuestos en la sala ya han sido ocupados por las señoritas- digo bromista, pero en eso una joven se acerca con nosotros.-
-Perdonen que les interrumpa, no podía dejar pasar la ocasión de saludar al anfitrión y darle las gracias por invitarme, no sabe cuanto se lo agradezco – dice hacia el Lord, enseguida me mira y nota que no se de quién de trata – perdona querida, soy Selene Coitier – añade– .
-Un gusto Madamme, yo soy Camille Axelsson.- le digo amable con una sonrisa, por su aliento puedo notar que ha estado bebiendo algo, así que eso indica que talvez sólo ha estado mirando y analizando el baile, por lo que supongo no ha venido sólo a buscar marido o a enterarse de los mejores chismes...creo que la costumbre me hace analizar todo y sacar conclusiones apresuradas...-
- Una fiesta muy variada la que tiene aquí, Milord – dice misteriosa, en realidad no había escuchado mucho sobre ella, sólo lo fundamental, aunque claro nunca estaba de más hacer más relaciones.-
- Lord Sussex sabe hacer las mejores fiestas, sobre todo si se trata de celebrar eventos especiales- le digo aún tomada del brazo del Lord- aunque, no se que a se refiera a "variada", yo veo la misma calidad de carne de primera clase por todos lados- añado bromista insinuando que sólo burgueses fastidiosos abundan en el evento, pero enseguida calmo mi sonrisa y recobor la compostura.-
- Sin ánimo de ofenderlo mi Lord, pero en estos eventos sólo asisten aquellos que pertenecen a la clase alta de los alrededores ¿o no es así?- le digo- aunque claro, talvez usted Madamme sepa algo que nosotros no- le digo insinuante ¿acaso ella sabe algo más sobre esta fiesta?, si es así tendré que averiguarlo a como de lugar...*-
____
*Camille desconoce la presencia de vampiros en la fiesta...
Con Lord Edward Sussex y Selene Coitier/En Mansión Sussex
En realidad no me aburría para nada la compañía del Lord, así que su comentario me pareció algo tierno y divertido, claro que con todo respeto, pero aún así me dispuse a segurlo del brazo hacia el salón del baile, además ya había asegurado mi participación e inclusión en cualquier cosa que planiase...aunque no dudaría seguir muy de cerca sus movimientos, nunca se sabía ni se podía confiar plenamente, y menos en tiempos como estos.
- No se preocupe mi Lord, su compañía no me incomoda, además veo que todos los jóvenes apuestos en la sala ya han sido ocupados por las señoritas- digo bromista, pero en eso una joven se acerca con nosotros.-
-Perdonen que les interrumpa, no podía dejar pasar la ocasión de saludar al anfitrión y darle las gracias por invitarme, no sabe cuanto se lo agradezco – dice hacia el Lord, enseguida me mira y nota que no se de quién de trata – perdona querida, soy Selene Coitier – añade– .
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- Una fiesta muy variada la que tiene aquí, Milord – dice misteriosa, en realidad no había escuchado mucho sobre ella, sólo lo fundamental, aunque claro nunca estaba de más hacer más relaciones.-
- Lord Sussex sabe hacer las mejores fiestas, sobre todo si se trata de celebrar eventos especiales- le digo aún tomada del brazo del Lord- aunque, no se que a se refiera a "variada", yo veo la misma calidad de carne de primera clase por todos lados- añado bromista insinuando que sólo burgueses fastidiosos abundan en el evento, pero enseguida calmo mi sonrisa y recobor la compostura.-
- Sin ánimo de ofenderlo mi Lord, pero en estos eventos sólo asisten aquellos que pertenecen a la clase alta de los alrededores ¿o no es así?- le digo- aunque claro, talvez usted Madamme sepa algo que nosotros no- le digo insinuante ¿acaso ella sabe algo más sobre esta fiesta?, si es así tendré que averiguarlo a como de lugar...*-
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*Camille desconoce la presencia de vampiros en la fiesta...
Re: Prólogo. Londres, 1885
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Chicos y chicas este fin de semana, cuando por fin haya regresado a casa, contesto con mis personajes que llevo una semanas de trabajo mortales. Siento haceros esperar!! >_<
Ah! y de paso también cambiaré la hora y la situación
Ah! y de paso también cambiaré la hora y la situación
Re: Prólogo. Londres, 1885
Sean Andrews
Con Kira y Ashley (balcón de la fiesta)
Ante tal insinuación no era fácil comportarse bajo un rígido protocolo. En un banal contexto mi mirada habría señalado indiscreta lo que yo consideraba ciertamente mi mayor aporte para las distracciones de las damas. Pero en este caso, opte por un comportamiento mas disimulado a expensas de algún resultado satisfactorio en un futuro próximo.
- Se me ocurren muchas ideas de cómo entretenerlas, pero sospecho que decirlo en voz alta puede dar lugar a la agitación. Y no decirlo puede inducir al escándalo. De modo que procederé a ignorar la pregunta, con su mas preciado permiso, para otro momento más adecuado. Y me apresuraré a darles las gracias por proporcionarme una distinta conversación a la que se me ha brindado durante toda la noche.- Sonreí levemente.- Si me permiten, les diré que desconozco las casas importantes de la vieja Ingalterra y sus nombres por ahora no me son conocidos. No puedo dar ningún aporte apreciativo sobre vuestras respectivas familias, como dictaría la ocasión. Espero que me disculpen pero en mi defensa alegaré que mi ignorancia se debe a mi procedencia. Deduzco que habrán identificado mi acento. Soy norteamericano. De Nueva York concretamente. Una ciudad preciosa. Les animo que la visiten y admiren las nuevas sociedades nacientes, tan diferentes a las que ustedes dicen aborrecer.
La música del salón llegaba hasta nuestros odios. Había dado comienzo un nuevo vals y no vi más fructuosa ocasión para lucir mis conocimientos sobre la materia.
- ¿Querría alguna de ustedes concederme este baile? Sería para mi todo un honor.
Con Kira y Ashley (balcón de la fiesta)
Ante tal insinuación no era fácil comportarse bajo un rígido protocolo. En un banal contexto mi mirada habría señalado indiscreta lo que yo consideraba ciertamente mi mayor aporte para las distracciones de las damas. Pero en este caso, opte por un comportamiento mas disimulado a expensas de algún resultado satisfactorio en un futuro próximo.
- Se me ocurren muchas ideas de cómo entretenerlas, pero sospecho que decirlo en voz alta puede dar lugar a la agitación. Y no decirlo puede inducir al escándalo. De modo que procederé a ignorar la pregunta, con su mas preciado permiso, para otro momento más adecuado. Y me apresuraré a darles las gracias por proporcionarme una distinta conversación a la que se me ha brindado durante toda la noche.- Sonreí levemente.- Si me permiten, les diré que desconozco las casas importantes de la vieja Ingalterra y sus nombres por ahora no me son conocidos. No puedo dar ningún aporte apreciativo sobre vuestras respectivas familias, como dictaría la ocasión. Espero que me disculpen pero en mi defensa alegaré que mi ignorancia se debe a mi procedencia. Deduzco que habrán identificado mi acento. Soy norteamericano. De Nueva York concretamente. Una ciudad preciosa. Les animo que la visiten y admiren las nuevas sociedades nacientes, tan diferentes a las que ustedes dicen aborrecer.
La música del salón llegaba hasta nuestros odios. Había dado comienzo un nuevo vals y no vi más fructuosa ocasión para lucir mis conocimientos sobre la materia.
- ¿Querría alguna de ustedes concederme este baile? Sería para mi todo un honor.
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Re: Prólogo. Londres, 1885
Abraham Van Helsing
Escuché todas y cada una de las palabras de Edeline, y mi sorpresa fue generalizada. ¿Dama de sangre? Era extraño que ese tipo de temática apareciera en una gaceta aunque conforme más hablaba más meía constaba la hipocresía que irradiaba el completo de la sociedad londinense- Dimes y diretes, comentarios ex profeso hechos para mancillar, maquillar, ocultar, ridiculizar o dimiluar.
Cuanto dijo que las voces falaces, señalaban a ciertas personalidades o apellidos de practicar ciertos cultos o de tener cierta vinculación con los mundos del esoterismo y la magia no pude evitar enarcar ambas cejas.
-¿Qué clase de habladurias son esas?-No pude evitar decir conteniendo la risa mientras agitaba a modo de negación y discretamente mi cabeza.-Veo que esta sociedad no es tan ortodoxa como se cuenta fuera de las fronteras.
Pero mi sonrisa se borró incipientemente ante su insinuación.
-Srta Edeline, debería tener conocimiento y prudencia. Es sagaz, mucho, pero sus impulsos de chiquilla aún están presentes y puede que su falta de prudencia en algunas ideas sea un día una perdición para su persona.
Dicho aquello la miré, no podía yo ser, alguien ajeno, quien direa detalle alguno que puderia contravenir las resoluciones y decisiones de su familia. Alaric debía aún ponerme al corriente.
Fue entonces cuando vi a un joven cerca de aquella vampira que tan bien me había desafiado y en mi campor de visión, que pronto se expandió junto a mi sentido de alarma, otro trío de inomrtales llegó hasta mí. Aquellos eran los más poderosos, sin contar al resto, más jovenes.
-Edeline, me pregunto, ¿Me permitiriáis ser vuestro escolta mientras recorremos el salón y entablamos conversaciones y presentaciones bajo tu amparo mientras viene Alaric? Por supuesto, si no es un compromiso y sin interrumpirte.
La miré con urgencia, intentandole hacerme entender de la forma más velada posible.
Escuché todas y cada una de las palabras de Edeline, y mi sorpresa fue generalizada. ¿Dama de sangre? Era extraño que ese tipo de temática apareciera en una gaceta aunque conforme más hablaba más meía constaba la hipocresía que irradiaba el completo de la sociedad londinense- Dimes y diretes, comentarios ex profeso hechos para mancillar, maquillar, ocultar, ridiculizar o dimiluar.
Cuanto dijo que las voces falaces, señalaban a ciertas personalidades o apellidos de practicar ciertos cultos o de tener cierta vinculación con los mundos del esoterismo y la magia no pude evitar enarcar ambas cejas.
-¿Qué clase de habladurias son esas?-No pude evitar decir conteniendo la risa mientras agitaba a modo de negación y discretamente mi cabeza.-Veo que esta sociedad no es tan ortodoxa como se cuenta fuera de las fronteras.
Pero mi sonrisa se borró incipientemente ante su insinuación.
-Srta Edeline, debería tener conocimiento y prudencia. Es sagaz, mucho, pero sus impulsos de chiquilla aún están presentes y puede que su falta de prudencia en algunas ideas sea un día una perdición para su persona.
Dicho aquello la miré, no podía yo ser, alguien ajeno, quien direa detalle alguno que puderia contravenir las resoluciones y decisiones de su familia. Alaric debía aún ponerme al corriente.
Fue entonces cuando vi a un joven cerca de aquella vampira que tan bien me había desafiado y en mi campor de visión, que pronto se expandió junto a mi sentido de alarma, otro trío de inomrtales llegó hasta mí. Aquellos eran los más poderosos, sin contar al resto, más jovenes.
-Edeline, me pregunto, ¿Me permitiriáis ser vuestro escolta mientras recorremos el salón y entablamos conversaciones y presentaciones bajo tu amparo mientras viene Alaric? Por supuesto, si no es un compromiso y sin interrumpirte.
La miré con urgencia, intentandole hacerme entender de la forma más velada posible.
Invitado- Invitado
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